Ayer soñé que tomaba un avión
destino Hollywood y al aterrizar me dirigía a los estudios donde se ruedan las
modernas series-ficción que nos tienen enganchados a todos por internet, por
cable, y en las diferentes cadenas. Al bajar del taxi, activaba el disparador
de mi chaleco bomba y los hacía saltar a todos por los aires.
Solo fue un sueño. Y esto es el relato de un sueño y no una amenaza de muerte. No una amenaza de muerte
como lo son cada una de esas jodidas series americanas.
Porque mucho GRINGOS GO HOME y
resulta que sí que se fueron a casa, pero a la de todos, y se instalaron como una sofisticada y
permanente amenaza de muerte en el salón de nuestras casas.
Juegan con nosotros a través de
sus productos softpower estrella, sus series de intriga, enganchándonos con la
acción trepidante, las historias de amor imposibles, las atmósferas sugerentes
y los carismáticos protagonistas para vencernos emocionalmente y una vez
vencidos inocularnos los mensajes más abusivos y crueles del
mundo.
Pondré de ejemplo solo dos
series. Solo dos series me bastarán para explicar esta manipulación psicológica
mundial, porque es eso, una muy bien urdida manipulación psicológica mundial.
Mentes Criminales y Homeland son dos series cuya intriga, acción y sentimentalismo me han tenido completamente enganchada,
y es que no tienen escrúpulos a la hora de vencernos emocionalmente para
influirnos a través del miedo.
Juegan con nuestras mentes y las ponen a su
servicio. Literalmente, a su servicio. Explicaré como.
Mentes Criminales es un oscuro
thriller psicológico cuyo estribillo permanente y reiterado, noche tras noche,
son recreaciones de asesinatos rituales a mujeres.
Tu tele, cada vez que empieza Mentes Criminales
se convierte en algo similar a un altar para asesinar vestales, respondiendo a
las más despiadadas pulsiones patriarcales, creando un efecto magnético en el
espectador a través de la representación artística de la tortura.
Es cierto que en Mentes Criminales
también hay asesinatos de hombres. Pero no suele haber tortura de hombres. Al
fin y al cabo no hay necesidad de regodearse en su sometimiento. Mueren más
rápidamente, sin martirio Y si son
torturados, muchas veces ni siquiera se mueren, se salvan en el último momento. Tampoco, en caso de morir, los exponen, los
disfrazan, los humillan como objetos muertos. ¿Qué necesidad? Sus asesinatos
son más bien accesorios a la amenaza, que es el auténtico fin de cada trama.
Sublimar el dominio del hombre
sobre la mujer era jauja en tiempo de los poetas lánguidos, feos y ególatras. Jauja
es la poesía, ese eterno mansplaining de explicarnos quienes somos, cuando lo
que en realidad describen no es sino la idealización que tienen de nosotras. A
la que lamentablemente y a falta de muchos modelos, muchas pretenden
asimilarse.
Nos quejábamos pero aún era
jauja. Era patético, paródico y hasta hacía gracia esa expresión absurda del
machista, describiendo al objeto de su deseo, su musa, que no se encuentraba en
otro lado que más allá del espejo.
Digo que era jauja porque ahora
es mucho peor. Ahora ya no se recrean en
decirnos cómo nos conquistarán,
sino que se recrean en decirnos cómo nos matarán. Porque nuestra creciente
independencia emocional les pone difícil poseernos psicológicamente del todo.
Ahora viene lo terrible, ahora es
el tiempo en el que el maltratador te mata físicamente porque afectivamente
comienzas a despegarte de él, porque ya no posee tu mente, porque le pides el
divorcio... Ahora es el tiempo en que el artista patriarcal mata simbólicamente
y empieza a escribir el Perfume. O
Mentes Criminales. Dispara una amenaza continua, un "burka" de miedo.
¿Cuántas cárceles de miedo nos
inoculan desde nuestra primera regla? ¿cuántos cuentos de terror nos cuentan alrededor de ese fuego moderno - de la tele- mientras
nos definen como fetiches pasivos, como "las muertas"? ¿Los habéis contado
alguna vez?
Hay quien dice que es que Mentes
Criminales representa la realidad: nuestra vida peligrosa por ser mujeres. ¿Asesinatos rituales y artísticos de mujeres cometidos por psicópatas desconocidos
cada noche? Oh, vamos, nuestra vida es peligrosa por ser mujeres, pero ¡nos
matan nuestros maridos, nos violan nuestros primos, nos abusan nuestros jefes,
cotidianamente, sin rituales, sin arte, sin psicopatía!
Pero no, aunque esto es obvio en nuestra peligrosa existencia, nos
tienen que mostrar que el crimen es algo cualitivamente distinto, genéticamente
programado, que es el resultado de un individuo enfermo y no el resultado de
una sociedad enferma de violencia capitalista, imperialista y patriarcal.
En todas esas series nos muestran lo mismo, que no es el individualismo, la
competitividad, el racismo y la misoginia el motivo de que se asesine a la
gente, sino una historia familiar convulsa y seguramente, un gen asesino
hereditario. O que tu madre era una puta, la teoría del hijoputismo criminal
que desde Marnie La Ladrona todos los Hitchcock emulan.
Te cuentan que el mal es
fortuito, aislado, perseguido y el bien y el mal son cualitativamente distintos.
¿Y quién coño se va a creer esto?¿Te están intentando decir que no hay solución
de continuidad, que son dos polos opuestos, a ti que probablemente quien bien
te ha querido siempre te habrá hecho sufrir? Ehem... sí, pues, extrañamente, y aunque tu vida muestre lo contrario, ¡te lo
tragas! y aunque tu amenaza sea tu marido, tu primo y tu jefe, piensas que
mejor que ellos te den la hostia que no que ese desconocido psicópata
genéticamente alterado con una madre puta venga a matarte, que es
cualitativamente distinto, que es realmente el mal y no tu marido aunque te
pegue, ni tu primo aunque te viole, ni tu jefe aunque te abuse.
Eso es lo que te están intentando
decir.... que los malos son peores... ya... ¡Y cuela! ¡y eso que encima te lo están
negando mientras te lo dicen! Porque ¿quién se está regodeando con la muerte de
mujeres en cada capítulo, con un lento y meticuloso ritual, artísticamente
diseñado, de belleza gótica? ¿El asesino? Oh, vamos, ¡no hay asesino! ¡¡Es un
actor!!
Quien se está regodeando con matarnos,
como se regodeaba Hitchcock cuando los pájaros atacaban a Tippi Hendre es el
guionista, el productor, el director, son todos y cada uno y una de los millones de espectadores que contemplan ese crimen cada noche como parte
de su placer y ocio nocturno.
Es gracioso que te cuenten una
historia y mientras te la cuentan te la nieguen. Que te cuenten que el mal y el
bien son distintos y habitan en personas distintas, que ellos te van a salvar y
por tanto son los buenos; mientras utilizan su tiempo libre en contemplar tu
tortura y tu muerte.
Escabrosa y escandalosa situación para una serie que durante años se ha
visto en medio mundo... Pero al fin, algunas voces críticas comenzaron a alzarse y
Mandy Patinkin, uno de los actores principales, acabó renunciando a su trabajo y afirmando que "trabajar en 'Mentes criminales' fue muy destructivo para mi alma y
mi personalidad. Nunca pensé que iban a matar y a violar a todas estas mujeres
cada noche, cada día, semana tras semana, año tras año"
Bueno, menos mal, alguien se da
cuenta y no normaliza esa situación. Bien por este actor, ¿verdad? Un hombre
con conciencia, ¿Verdad? Pues dejó la serie y se fue a... Homeland... WTF!!!
Lo de este tío es otra vuelta de
tuerca en esta parodia de cuentos de terror, de amenazas constantes y
reiteradas en el salón de tu casa que son las series americanas.
Porque si Mentes Criminales da
miedo, Homeland hiela la sangre.
Homeland es un thriller de
espionaje, que combina romanticismo y acción y en el que se muestra como la CIA pone
a su servicio a las personas más corruptas y depravadas del planeta, empoderándolas económica o
políticamente en sus países. Asesinos sin escrúpulos en América Latina y sátrapas
femicidas en Oriente Próximo son apoyados por los EEUU, que hace la vista gorda de todos sus crímenes mientras pueda utilizarlos para ejercer control. O sea, la política
exterior criminal de EEUU desde la 2ª guerra mundial, motivo por el que existen
y existieron los Talibanes, Somoza, los cárteres de la droga colombianos, las
dictaduras y los dictadores de medio mundo.
Y me diréis ¡bien!,¡guay!, es
una denuncia, clara, explícita. ¡Bien,
bien!
Joder, ¡¡¡pues no!!! Sorprendentemente
es un alegato. Tienen tanto poder trabajando la empatía a través de dramas,
intrigas y giros emocionales que te atrapan para ponerte de su lado, y que el
espectador acabe justificando que EEUU sea el cáncer en el mundo y que alimente las células cancerígenas de cada sociedad allá donde va haciéndolas crecer y enturbiando cada una de las sociedades en las que se entromete.
¿Miedo?
Espera que hay más.
No solo nos inducen a justificar su política exterior criminal y sus guerras abusivas e injustas sino que inducen al espectador a que a pesar de apreciarlo por ser el centro de la trama, quiera que muera el protagonista, un soldado americano llamado Brody, porque no consigue entender con claridad, o no quiere entender, esa linea entre bien y el mal artificialmente trazada por su ejército.
Si a ustedes no les acojona, a mi
me da escalofríos ver como millones de espectadores que a pesar de haberse enganchado a la serie por ese soldado, quieren que muera porque bueno... ya todos sabemos quienes
deben morir en las pelis, cómo se deben resolver los personajes en estas series,
y que su personaje, digámoslo diplomáticamente, no es viable.. ¡¡Estamos
educados por esta maquinaria maquiavélica para saber o al menos intuir quien
debe morir!! Los porqués que se den de manera individual ya son al margen, cada
uno se dará una explicación con toques de diferencia para defender su
peculiaridad individual. Pero la inducción a un linchamiento colectivo
simbólico ya ha funcionado.
Aunque este soldado es asesinado en la tercera temporada, desde
la primera temporada los espectadores quieren que muera. Su jodida conciencia moral
tiene que morir, porque es la controversia con la que no se pueden enfrentar, es
la grieta que socava el cuento en que se basa todo: su falsa dicotomía entre el
bien y el mal. Para colmo es en esa grieta donde este personaje encuentra la moralidad, una
moral propia y es el único en la serie, repleta de asesinatos, al que
finalmente le enferma el homicidio.
Con, probablemente, el beneplácito del presidente de los EEUU- Obama - (que se reunió con el actor que
representa al soldado) y un guión de factura CIA (apuesto la cabeza)
representan en las pantallas de cada casa -HOME-, un linchamiento público en el
que le ahorcan entre estertores, con imágenes que nos recuerdan a la muerte de
Sadam Husseim.
Es una jodida amenaza muerte de
nuevo escondida entre anuncios colonia, romanticismo, palomitas y famoseo de
actores. Una advertencia, un mensaje para los miles de soldados que están
destinados en Oriente Medio y ven como los drones están matando a miles
de civiles inocentes, un mensaje para todos los que empiecen dudar en la
existencia de esa linea irreal entre el bien y el mal, o de que realmente estén
en el bando de los buenos; un mensaje para que no haya un movimiento post Irak
similar al que hubo post Vietnam. Un mensaje claro: si Bush decía o estás con
nosotros o estás contra nosotros, Obama te dice lo mismo pero ahorcando una
representación simbólica de tus dudas en una plaza pública tras un linchamiento mundial
televisivo.
Si después de leer esto aún no estás aterrorizado,
sigue pensando que los terroristas son los otros.
Pero acuérdate que el problema no
son solo sus amenazas filtradas a través de estas dos series y tantas,
tantísimas otras; filtradas por cada equipo electrónico de tu casa. El problema
se extiende a un mundo que en cada continente, en cada idioma, en cada salón,
en cada laptop, coree sus amenazas, se regodee viendo asesinatos humillantes de
mujeres o linchamientos públicos a personas con un juicio propio. Porque es
entonces cuando todos nos convertimos en
intimidadores o en linchadores. En mercenarios a su servicio. En asesinos.