lunes, 11 de agosto de 2014

Bullying: Las tres rosas: Carmen, Martina y Blanca.



Carmen, 20 años

Todo empezó cuando nos cambiamos de colegio a mis 5 años. Mi hermana pequeña entró en párvulos y pilló piojos de alguno de sus compañeros. De la cabeza de mi hermana pasaron a la mía. No sé cómo llegó esto a dominio público, pero pasé de golpe de ser una niña tímida a ser llamada "la piojosa". 

Mis compañeros de clase empezaron a hacerme el vacío, solo me hablaban para insultarme o poner en duda mi higiene. Los niños y niñas en el recreo se apartaban de mí como si fuese una leprosa.

Recuerdo sobre todo la sensación de inferioridad que me producía esta actitud. 

Siguió varios cursos.

Mi maestro lo supo. Que se lo dijese a mis padres no me consta. Una vez en me dejó entrar a clase sola, y él empezó a echarles una bronca por lo que me hacían. Probablemente se dio cuenta por la forma en que mis compañeros se comportaban conmigo en clase.  Que me conste fue lo único que hizo. Reñir a gritos a mis compañeros de clase en el pasillo del colegio. Para entonces llevaba tres años escuchando insultos y viendo "desaparecer" algunos de mis materiales de clase.

En ese momento a solas, miré la ventana, me senté en el marco de esta y me pregunté a mi misma "¿qué se sentirá al caer al vacío?" La idea me atraía. Fue el miedo al dolor del impacto lo que me echó atrás.

Eso ocurrió cuando estaba en segundo de primaria. Con unos 6-7 años. Y hasta más o menos 2° de ESO no dejé de mirar las ventanas de lugares altos con cierto deseo por caer...viéndolo como una forma de libertad.

Para los estudios nunca tuve problemas. No tenia las mejores notas de la clase pero tuve notables altos hasta terminar la secundaria

Pero repetí el primer curso de ESO porque quería adaptarme. Al ver que había perdido un año tontamente, me fui con los más inadaptados, empecé a juntarme con chicas marroquíes. No puedo ser racista, las personas de fuera siempre se han portado bien conmigo. Cuando cogí un poco de autoestima empecé a hacer más amigas y a darme cuenta realmente por lo que había pasado. Yo era demasiado pequeña para saber lo que era el bullying. 

Pero mi antiguo mote llegó al instituto y gente que ni me conocía empezó a decir cosas como "huele peste". Desde ese momento me obsesioné (y aún me obsesiona) con mi higiene.Empecé a ducharme con más frecuencia. Todas las mañanas y noches. Nunca salía sin echarme algún perfume, desodorante y loción corporal. Aun así tenia la sensación de que olía mal. Actualmente me ducho con frecuencia y siempre que salgo uso desodorante y perfume. Si no lo hago me siento sucia.

No denuncié nunca nada porque pensé que si lo decía la cosa iría de simples insultos a los que ya estaba acostumbrada a agresiones físicas. Y también en parte pensaba que me lo merecía.

Empecé a sentir mucho odio y hay complejos de los que aun no me he recuperado. El acoso hace años que acabó pero yo aun sigo creyendo que soy fea, aunque me digan que no.
En grupos de gente que no conozco trato de ser lo más invisible posible,
Suelo echarme la culpa de muchas cosas en las que no la tengo y aún, a veces, cuando tengo un estado anímico bajo, si escucho a gente riéndose tengo la sensación de que se están riendo de mí.
He llegado a avergonzarme de mi físico y no querer salir a la calle por miedo a que la gente se riese.

Ser víctima de bullying es una guerra constante contra el resto y contra ti misma, incluso después de que acabe.

Me gustaría que mi testimonio sirviera para que se viese la gravedad del asunto en lugar de hacerse oídos sordos como se ha hecho siempre y que se tomasen medidas en lugar de considerarlo "cosas de críos"

A una victima de bullying le diría que tratase de buscar ayuda. No solo en sus padres y profesores, sino que hiciese un grupo de amigos que le pudiera ayudar a defenderse.




Martina, 17 años

Todo empezó cuando tenía 9 años. Me cambié de colegio a otro. El primer día ya vi que todos los chulos estaban en mi clase. Me dio un escalofrío.

Pasaron los días e hice un grupo de amigas que parecían muy majas. En ese mismo mes, esos niños empezaron a reírse de mi. Tenía bigote, entrecejo y gafas y se burlaban de eso. 

Me decían que me afeitara, que era fea, que tenía más barba que sus padres y que no me tocarían ni con un palo. Durante dos años en primaria y durante 2 años en el instituto.

Más tarde mis amigas empezaron a reírse a mis espaldas para hacer reír a los niños. Aunque yo hacia oídos sordos porque no me quería quedarme sola.

Las burlas fueron constantes. Cuando llegaba a mi casa encontraba la mochila llena de papeles insultándome o cartas de amor de broma para reírse de mi.

No denuncié porque sentía vergüenza de mi misma y pensaba que les darían la razón. No quería que de mi boca salieran los insultos que me decían por si se reían más de mi.

Todos los días, durante las 6 horas de colegio e incluso cuando me veían por la calle me gritaban "¡bigotes, aféitate!" "Que fea eres, ponte una bolsa de plástico en la cabeza". 

Cada vez que los veía por la calle me escondía y si no había más remedio y me veían, me insultaban.

Me acuerdo una vez que iba por el parque con una amiga que no era de la escuela, hace 8 años ya, y los vimos pasar. Yo no quería que me dijeran nada porque ella no sabía lo que me pasaba en el colegio. Como siempre, me gritaron que me afeitara y que era fea. 

Mi amiga me dijo "¿por que te dicen eso?" Y le dije que no lo sabía. Ella me dijo muy natural que ella también tenia vello (se señaló la boca y aunque no tenia nada, no me sentí un bicho raro) y que era muy normal.  Se lo agradezco muchísimo. 

A mitad de curso mis amigas me dejaron de hablar. Aún no sé por qué, aunque me lo puedo imaginar. Me vi sola.

Los recreos los pasaba sola, sentada en las escaleras. Si levantaba la vista veía a alguien de mi clase metiéndose conmigo desde la distancia. Los niños más pequeños, al ver eso, también lo hacían. Me quería morir e intenté suicidarme.

Cuando intenté suicidarme tenía 11 años. Me acuerdo poco sobre eso, la verdad, me sentía como una mierda, me miraba en el espejo y lloraba, me daba asco, odiaba como era mi forma de ser, odiaba mi tartamudez, lo odiaba todo! 

Escribí una carta y me dirigí a la ventana. Me tiré por ella. 
Ingenua. No me pasó nada

Mis compañeras de clase se hicieron otra vez amigas mías y nos apuntamos a baloncesto. ¿Para qué?, empezaron a amenazarme con palizas y solían darme collejas.A mitad de temporada empezaron a reírse de mi y de mis pelos en las piernas. Claramente solo lo hacían las mas "fuertes", las lideres del grupo. Las demás solo sentían pena por mi o se reían de vez en cuando.

Me iba al patio de la guardería para esconderme en los recreos. Y los profesores no hacían nada. Que yo recuerde. De todas maneras, venían los de mi clase para decirme que como estaba sola tenía que irme con lxs niñxs pequeñxs porque nadie me quería, que cómo me iban a querer de lo fea que soy. 

Cuando entré en el instituto recé a alguien para que no me tocara con ellxs y así es, no me tocaron en mi clase, pero en la ruta del autobús escolar sí. Chillaban mi nombre y me insultaban en voz alta para que todxs lo escucharan. Se reían, y me miraban fijamente. Lo que más me jodía es que me dijeran "defiéndete". No sabía como hacerlo, si me defendía se reían más de mi y no sólo los que me lo decían, sino todxs. Me tiraban bolas de papel, tornillos y me pegaban chicles en el pelo.

Mi madre veía extraña mi manera de comportarme respecto a no querer ir al colegio e inventarme excusas. Me acompañó al colegio y fue a hablar con mi tutor. Me dijo que el profesor ya hablaría conmigo y con las demás. Al día siguiente, fui al despacho de él y me decía que le contara lo que pasaba. Yo le dije que nada, no quería ser una chivata. Al final nos llevaron a todas al despacho y nos puso a decirnos todos los insultos que me decían. Y ya está, me pidieron perdón. Los niños seguían insultándome y las niñas... también. 

En la ultima temporada de baloncesto, las amenazas y la tensión subió mucho. Se inventaron de que les decía putas y cosas así. Me cogieron a la salida, cuando íbamos a coger el bus y entre 3 me pegaron. No me llegaron a hacer nada grave, me arrinconaron y me dieron unos puñetazos y unos empujones.
Dejaron de hacerme bullying cuando me quite el bigote y el entrecejo. Todo terminó a los 14. 

Fue un sinvivir. He vivido fuertemente acomplejada durante 10 años hasta que descubrí el feminismo. Poco a poco lo voy superando. 

En primaria mis notas eran buenísimas. En secundaria, empecé a suspender y repetir, quería encajar, así que pensé que siendo como ellos (malos estudiantes), la gente se acercaría a mi. 

A los 15 años empecé a ser muy tímida y llegué a desarrollar el trastorno de la personalidad por evitación. 

Hace unos dos meses que me veo capaz de socializar y ya no siento tanta ansiedad.
Ahora estoy muy bien, ya me da igual tener pelos donde se supone que no debo de tener. Tengo mas confianza. 

He dado este testimonio para que la gente se de cuenta de como afecta el bullying, que no es "cosa de críos". Y para liberarme. Hasta ahora pensé que era un tema tabú.



Blanca, 26 AÑOS

Hasta los 17 fui a un instituto concertado. Llegué a ese colegio con 5 años, y estuve allí hasta Bachiller. Hasta los 12 años lo pasé bastante mal 

 A mi me gustaba mucho leer y escribía muy bien. En todas las redacciones me solían poner un 9 o un 10, y por lo general sacaba buenas notas. 

Eso, como siempre ocurre, me valió la animadversión de todo el mundo (es curioso, parece que si eres mujer y tienes talento tienes que disimularlo, tienes que ser mediocre para que nadie te odie) 

Me criticaban, me llamaban la rarita, y muchos niños me decían que mis redacciones no eran tan buenas para que me pusiesen esas notazas, y me miraban con desprecio, en plan “ya está la de siempre alardeando”. Una niña me preguntó que si era anoréxica, que qué cenaba por las noches, que si mis padres me daban bien de comer. Actualmente si alguien se atreviese a insultarme ya se habría llevado varios gritos y una torta por mi parte, pero yo era pequeña y los múltiples insultos y humillaciones me habían vuelto cobarde, cada vez que alguien me hacía algo agachaba la cabeza.

Al pasar a 1º de la ESO pasé el peor año de mi vida. Tenía 12 años y a esa edad empiezan a ocurrir cambios en tu cuerpo, empiezas a pasar a ser adolescente. Yo con una edad ni siquiera pensaba en la depilación ni en los sujetadores. Para mí depilarme era algo que sabía que tendría que hacer tarde o temprano, pero no lo veía como algo necesario de momento, ya que era muy rubia y apenas tenía pelo en las piernas. 

Sinceramente a esa edad no me fijaba en si las demás iban depiladas o no, pero parece ser que ellas a esa edad si tenían maldad suficiente para fijarse en eso y atacar a las que no iban depiladas.

El caso es que se corrió por clase la voz de que en el vestuario habían visto que yo llevaba las axilas sin depilar, y los chicos empezaron a lanzarme indirectas crueles en clase y comentarios hirientes sobre el tema. También hacían comentarios sobre mi cuerpo, diciéndome que no tenía tetas, que mi cuerpo daba asco, y más tarde una chica me confesó que me habían puesto el mote de “pelochi”. Un día por el messenger dos chicos de clase me metieron en una conversación y se rieron de mi y me insultaron.

Además, a todo ese calvario se sumaba un problema más, algo que nunca he dicho en voz alta y que me avergüenza: yo era tartamuda. 

Gracias a la ayuda de un especialista yo era capaz de leer en clase en voz alta con total normalidad, y relacionarme con todo el mundo sin tartamudear apenas. Sin embargo, este año, con todas las burlas que recibí, la inseguridad volvió a atacarme y lo somaticé a través del habla: cuando me mandaban leer en clase no podía leer más de dos líneas sin trabarme. Las burlas se redoblaron, cada día en clase para mí era una tortura, esperando el momento en que me mandasen leer y me trabase de nuevo. 

Yo siempre había sido una buena estudiante pero ese curso mis notas bajaron en picado. Me quedaron todas, yo estaba muy desmotivada, no quería levantarme de la cama por las mañanas, y los profesores, lejos de ayudarme, contribuían a mi desánimo. La tutora me insultaba delante de la clase todos los días, haciendo comentarios sobre mi falta de atención, lo poco que me esforzaba, me llama prácticamente inútil, etc... 

A partir de 2º de la ESO me fue mucho mejor, empecé a hacer un grupo duradero de amigas, que son las que han estado conmigo casi toda la vida. Por suerte desde 2º de la ESO hasta bachiller pasé todos los años sin problemas con nadie, imagino que como veían que tenía un grupo de amigas me dejaron en paz ya. 

Tengo que decir que me siento orgullosa de mí misma por cómo aguanté todo. Y todo eso lo he hecho sin ayuda de nadie, porque jamás ningún profesor me ha dado un poco de apoyo ni me ha puesto las cosas fáciles. Bueno, ni los profesores ni nadie. Cuando me siento débil recuerdo todo lo que he conseguido y me ayuda a seguir adelante.

Respecto a la gente que comete bullying en el colegio y humilla a otros niños, no puedo entenderles porque no soy como ellos y nunca lo seré.

No logro entender porqué ciertos niños y niñas en clase llevamos el cartel de “víctima fácil” en la frente y se apresuran a machacarnos, ¿quizá por qué ven en nosotros algo que a ellos les falta y por eso se apresuran a humillarnos? 

Yo me pregunto si alguno de estas personas que han participado en el bullying a otros niños cuando eran pequeños son conscientes del daño que han causado, que cuando le haces eso a un niño, le robas la infancia, y eso es algo que no se recupera jamás.

Muchos padres de niños acosadores también tienen la culpa, porque os aseguro que muchos padres saben perfectamente lo que hacen sus hijos en el colegio a otros niños y no les apetece tomar cartas en el asunto, o incluso lo justifican con comentarios como “es que ese niño es muy rarito” o “y si tanto le insultan, ¿por qué no se defiende? A ver, hay que saber imponerse”.

Durante todos los años que pasé en mi instituto vi como agredían a otros chicos y chicas y los profesores jamás ayudaron, y cuando lo hacían era con cara de fastidio, como diciendo “otra vez nos toca ayudar al niño pesao este, que no paran de meterse con él”. De alguna manera tratan de convencerte de que si te agreden la culpa es tuya, que algo harás, que el mundo es perfecto y que si la única que tiene problemas eres tú pues la culpa de que te insulten es tuya.

A las otras víctimas de bullying les diré que no tienen ninguna obligación moral de agradar a nadie. Lo digo porque algo común en todas las personas que han sufrido bullying ese ansia por contentar y ser buenos con todo el mundo. Y ante todo, esto: TÚ NO TIENES LA CULPA, no eres culpable de lo que te hicieron. Te mereces el mismo respeto y dignidad que cualquier otro ser humano. 






*  Los tres testimonios reproducen las palabras de las víctimas. Las edades son reales. Pero los nombres son ficticios. Las víctimas de bullying hemos aprendido que que sepan que somos víctimas nos hace más vulnerables a un nuevo ataque. Por ello, por la seguridad de las víctimas, mantenemos su anonimato.

Pero les he puesto otros nombres, los nombres de 3 de las 13 rosas, mártires recordadas del golpe de estado franquista. Porque tienen en común con aquellas el haber enfrentado una violencia atroz siendo muy niñas. Y aunque afortunadamente estas 3 rosas de hoy sobrevivieron, ójala su valentía nos sirva también como ejemplo.